Las descargas de películas online y la venta de versiones pirata están llevando a los videoclubes al borde de la extinción: las copias legales se alquilan cada vez menos y cerraron muchos locales, aunque algunos también optaron por la piratería para poder sobrevivir o comenzaron a vender productos de otros rubros, como golosinas.
Según la edición online del matutino local Clarín, en el 2007 Blockbuster tenía 83 locales, y ahora, 60. En el último mes cerró dos. Este año bajaron las persianas dos importantes distribuidoras de películas del mercado local: Gativideo y LK-Tel. Y 4 millones de personas bajan videos de la web en el país.
En el sector no tienen dudas de que la piratería es la gran causa de todos estos males. Datos que maneja la Unión Argentina de Videoeditores (UAV) señalan que mientras se estanca el número de copias de películas legales distribuidas, las importaciones de DVD grabables se multiplicaron por cien entre 2004 y 2008.
De acuerdo a la UAV, si bien la piratería a través de Internet es un frente a atender, las películas que “se bajan” no representan el mayor inconveniente. “El problema más grave son las bandas delictivas que consiguen un DVD original y lo replican a gran escala”.
En esas organizaciones, el “mantero” (el que vende en la vía pública) es sólo el último eslabón de la cadena. “Por eso, en los raros casos en que la Policía levanta algún puesto, el vendedor siempre pide el acta de decomiso; es para probarle a su jefe cuál fue el destino de la mercadería”, agregaron desde la UAV.
Otro fenómeno a tener en cuenta es que la venta de películas pirata no sólo se ofrece en puestos de la vía pública, sino hasta en los propios videoclubes, que comenzaron a hacerle competencia a los vendedores informales, de manera que el mercado de la piratería ya está desbordado.
Además, muchos propietarios de estos comercios últimamente eligen comprar una película pirata en lugar de una original para su posterior alquiler, mientras que se estima que en el país, el número de películas oficiales alquiladas se derrumbó a casi la mitad desde el 2007 hasta hoy, según Marcos Rago, de la Cámara Argentina de Videoclubes.
¿Qué opinan ustedes? ¿La comercialización de copias ilegales de películas y su descarga a través de Internet terminarán haciendo desaparecer a los videoclubes argentinos?