Bastante lío se está armando en torno a la Xbox One, primero en cuanto al diseño y ahora en torno a lo que serán las restricciones impuestas por Microsoft.
Pero antes un análisis personal. ¿Qué hace a una empresa o un producto mundialmente exitoso? ¿El fácil acceso o la efectividad al momento de sacar rédito económico de absolutamente todo lo que genere?
Pensemos por un momento: ¿Sería Windows el sistema operativo que hoy es, si desde un principio no hubiera existido otra posibilidad de acceder a éste no siendo mediante la compra del producto original? ¿Tendría Office el nivel de popularidad si todos los que alguna vez lo instalaron hubieran tenido que pagar los cientos de dólares que cuesta la licencia?
Sería muy “ingenuo” asegurar que Microsoft no hace un guiño al hackeo y a la piratería, sabiendo que eso a la larga les trae un beneficio de posicionamiento. De hecho puertas para adentro se ha reconocido que el rédito económico viene luego, partir de una masa acostumbrada a usar sus productos que se inserta en el mundo empresarial, y donde sí los controles son más estrictos.
Pasando al ámbito de las consolas, con la Xbox 360 pasó algo similar. Aún antes de su llegada oficial a la Argentina la consola era un éxito, y a pesar del alto nivel de flasheo para correr juegos piratas (de hecho, muchos la eligieron por encima de la PlayStation 3 a partir de esta posibilidad), Microsoft vendió cantidades enormes de consolas, accesorios y hasta juegos originales que los fanáticos compraban porque lo querían tener de esa manera.
Ahora parece que la cuestión irá por otro lado desde el principio. La nueva consola de Microsoft sólo permitirá estar offline por un plazo máximo de 24 horas, con la excusa de “obtener actualizaciones y realizar verificaciones“, que seguramente mucho tendrán que ver con el control de la piratería. Y si nos conectamos con nuestra cuenta en la consola de un amigo, el máximo para jugar offline se reduce a 1 hora.
Si nos pasamos de ese período, la función para correr juegos quedará bloqueada (no así la de reproducir multimedia) hasta tanto la consola tenga acceso nuevamente a la red.
En resumen, casi imposible usar la consola sin conexión, cosa que se hace habitualmente con la Xbox 360, ya sea por falta de interés del usuario en conectarla (sobre todo en unidades viejas, que no tienen Wi-Fi), porque no tiene acceso a Internet en el lugar donde la usa, o para evitar bloqueos por tenerla flasheada.
Otra restricción que llama la atención está relacionada a la venta particular o préstamo de videojuegos. Sólo se podrá habilitar el uso de un juego original en otra consola si esa persona está agregada a nuestra lista de contactos con una antigüedad de por lo menos 30 días. Y sólo se permitirá un traspaso por juego. Por lo que esa persona a la que le prestemos, regalemos o vendamos un juego, no podrá hacer lo mismo con otro.
Las cuentas familiares también estarán restringidas: un máximo de diez cuentas por familia estarán habilitadas a ser creadas por cada consola.
¿Y quieren algo más loco? Microsoft se reserva el derecho de controlar los datos que Kinect registre. O sea que podríamos tener a la gente de Redmond mirándonos al mejor estilo Gran Hermano.
Cierro con la pregunta original. ¿Es negocio un producto tecnológico con tantas restricciones, condiciones e imposiciones comerciales?