La policía metropolitana de Londres ha comenzado las pruebas de un nuevo sistema de vigilancia basado en la tecnología de reconocimiento facial. Estas primeras implementaciones tienen como escenario algunos de los espacio públicos más importantes y concurridos de la ciudad. El objetivo es controlar el crimen y en particular la violencia.
Las autoridades han aclarado que los oficiales informarán el público sobre el uso del nuevo sistema a través de la distribución de folletos. También se utilizarán posters.
Un punto importante es que, al menos en teoría, las personas que no quieran ser vistas y eviten las cámaras no serán marcadas como sospechosas salvo que exista información adicional que establezca algún tipo de sospecha. Cuando el sistema identifique a una persona la policía deberá seguirla para realizar una confirmación de identidad.
Un poco más polémico es el hecho de que la base de datos contendrá información no solo sobre criminales, sino también sobre sospechosos, manifestantes, hinchas de futbol y personas con problemas mentales. Es posible que en último caso el objetivo sea ayudar a las familias a localizar a sus parientes cuando estos se pierdan o sufran una crisis, es más difícil imaginar las justificaciones para los otros casos.
El uso de esta tecnología ya ha disparado las alarmas en muchos grupos defensores de las libertades civiles. Se ha apuntado que el oficial a cargo del sistema ha admitido que de hecho las personas que se cubran la cara serán vistas como sospechosas.
Esta es la tercera implementación realizada por la policía metropolitana. Según Big Brother Watch en las dos anteriores el 100% de las alertas producidas resultaron ser falsos positivos. Silkie Carlo, directora de dicha organización, ha señalado: “Como ocurre con todos los sistemas de vigilancia masiva, es el público en general el que más sufre, no los criminales”.