En diálogo con RedUSERS el consultor Alejandro Prince aseguró que la portabilidad no vale lo mismo hoy que hace una década cuando debió ser implementada y que al evolucionar tanto el mercado el sector masivo no sabrá cómo aprovecharla.
¿Se acuerdan de la portabilidad numérica, esa promesa de servicio que permitiría a los usuarios cambiar de compañía telefónica manteniendo el mismo número? Digo esto porque esta promesa (o deseo) lleva casi una década inconclusa y ahora el Estado estudia (o eso queremos creer) obligar a las prestadoras a que lo implementen este año.
Más allá de la pregunta acerca de cómo se va a implementar lo que nos preguntamos en esta oportunidad es si realmente vale la pena forzar a las operadoras a ¿invertir? tanta cantidad de dinero en algo que los consumidores no aprovecharán.
Bueno, esa es la opinión que el consultor Alejandro Prince, de Prince & Cooke, tiene sobre el tema. Consultado por RedUSERS sobre cómo cree que impactará la movida en los usuarios, el especialista fue preciso: “La portabilidad no vale hoy para la gente lo mismo que valía hace 10 años”.
¿Cuáles son los motivos que llevan a tal afirmación? A su entender, las clases media y media-baja son consumidoras que con cualquier promoción favorable cambian de teléfono y de compañía, y no están demasiado interesados en mantener un número sino en obtener un terminal con más “chiches”.
“La masa no esta valorando la portabilidad. En todo caso, el mercado masivo no la valora por que prefiere adoptar una nueva promoción de minutos más baratos, mayor cantidad de envío de sms, o navegación y cambia de proveedor y de número de teléfono sin que le preocupe”.
Para el consultor no existen barreras en el cambio de número que puedan afectarlos demasiado ya que no tienen más que enviar un mail a sus conctactos, o avisar por Facebook o por MSN y en menos de una hora ya todos tienen a mano su nuevos dígitos telefónicos.
Entonces tenemos una realidad: en la actualidad cambió el valor y el peso de la portabilidad, y quienes más podrían salir beneficiados con la implementación son aquellos “profesionales independientes” que por motivos laborales sí necesitan mantener siempre el mismo número.
Es el caso de las PyMEs, los cuentapropistas que desarrollan un oficio y que sólo establecen contacto con sus clientes a través de ese número. El ejemplo más sencillo es el del plomero: en caso de tener problemas siempre tendremos un número al cual llamar y es lógico que el trabajador desee conservarlo porque así únicamente lo pueden encontrar.
“Implementar la portabilidad numérica tanto en teléfonos fijos como en móviles tiene un costo alto para los operadores. Estamos hablando de decenas de millones de pesos, sobretodo en fijos es más costoso: casi el doble”, enfatizó Prince.
“Los costos se reflejarán en los precios, y los precios luego se vuelcan hacia el mercado masivo y tarde o temprano el usuario final va a ser quién termine pagando la inversión”, resumió el consultor al tiempo que propone una solución al tema: “En vez de imponerlo a todas las operadoras podrían ofrecerlo como un servicio adicional para aquellos que realmente necesiten el servicio”.
Y es que esta sugerencia se desprende de la gran cantidad de dinero que quizás las prestadoras invertirán casi sin sentido en la portabilidad cuando existen ciertas cuestiones más provechosas para el cliente como incrementar el alcance de la red 3G, ampliar la banda ancha y la conectividad, aumento del pinup, etc.
Entonces, la portabilidad hubiera sido muy útil hace 10 años, cuando debió ser implementada (antes de meterla en el freezer) porque las condiciones del mercado eran otras, no estaba tan maduro ni existían como en la actualidad unas 35 millones de líneas activas que hicieron que las reglas del juego se modificaran.
¿Qué opinan queridos lectores? ¿Creen que vale la pena implementar una portabilidad con 10 años de atraso? ¿Sacarían provecho realmente del servicio? Esperamos sus comentarios.
Por Leandro Piñeiro