La pandemia ha tenido a menudo una consecuencia secundaria positiva, le ha mostrado al mundo lo que ocurre cuando los niveles de contaminación ambiental disminuyen.
El mundo no debería necesitar de una tragedia internacional para darse cuenta del problema. La información científica y los datos estadísticos existen y son confiables. El sector tecnológico en particular tiene mucho por hacer.
Datos
La organización Global E-waste Statistics Partnership ha publicado los datos de lo ocurrido durante 2019.
En dicho año se llegó a un record de 53,6 millones de tonelada de desperdicios.
Cámaras de video, juguetes electrónicos, tostadoras y máquinas de afeitar eléctricas suponen el 32% de lo acumulado. Equipo de cocina y aplicaciones para empresas, como las fotocopiadoras suponen el 24%. Las pantalas aportaron 7 millones de toneladas, y los dispositivos de comunicación pequeños, como los smartphones 5 millones.
En total se comprobó un incremento del 21% respecto al total de basura generada en 2014. De mantenerse la tendencia para 2030 la cantidad se duplicará.
Solo un 17% de los desperdicios fuero reciclados. La gran mayoría fueron destinados a campos de relleno, incinerados o su rastro fue perdido en los trámites burocráticos y podría estar en cualquier parte.
Causas
Entre las causas del aumento de los desperdicios hay algunas que pueden señalarse como inevitables y hasta positivas: un mayor nivel de población urbana, crecimiento de la industria y mayores niveles de ingresos.
Otras son definitivamente indeseables: mayor nivel de consumo de electrónicos, ciclos de vida más cortos y pocas opciones de reparación.
Sobre el consumo de electrónicos, los autores del informe han señalado que el problema está relacionado con una tendencia a la electrificación. Un ejemplo han sido los juguetes, que cada vez más incluyen algún sistema que funciona en base a baterías.
Mercurio
Algunos productos son especialmente peligrosos dado que utilizan mercurio en sus componentes. Más de 50 toneladas de esta sustancia tóxica han superado las supervisión de las autoridades y posiblemente han sido lanzadas al medioambiente de forma ilegal.
Aún en los casos en los que productos con este material, como los monitores de pantalla plana, son enviados para su tratamiento, no es seguro que las empresas cumplan con las normas establecidas.
Metales preciosos
Se calcula que entre los desperdicios hay unos USD 57 mil millones en oro, cobre y hierro. Estos minerales podrían haber sido recuperados y ofrecido una importante recompensa económica.
El reciclaje no es una tarea sencilla, los smartphones y otros dispositivos pueden prenderse fuego cuando están en mal estado y generar incendios en las instalaciones.