Todas las piezas de una computadora tienen un tiempo de vida limitado, y también las unidades de almacenamiento.
La diferencia reside en que en estas últimas se encuentra toda tu información, por lo que requieren especial cuidado.
En este Informe USERS, aprenderás cómo determinar el tiempo de vida que le queda a tu disco y cuándo es buena idea que lo reemplaces.
Autor: Pier Ciccariello
Las unidades de almacenamiento
En la actualidad, los medios de almacenamiento han evolucionado tanto como otros componentes de la computadora. En la mayoría de los equipos actuales, se utilizan discos de estado sólido o SSD (Solid State Drive), aunque en menor escala puedes encontrar también algunos HDD (Hard Disk Drive), también conocidos como discos mecánicos.
La diferencia entre ambos tipos de unidad radica en cómo guardan y acceden a la información, y la forma en la que se degradan. Las unidades de estado sólido son más veloces, pequeñas y con menor gasto energético, y su vida útil se mide por una cantidad determinada de ciclos de escritura.
En el caso de los HDD que utilizan platos magnéticos en giro y cabezales, el ciclo de vida se calcula en horas de funcionamiento.
Cada disco está sujeto a la calidad que le haya impuesto su fabricante. Si bien no hay un límite exacto, en cada caso hay un estimativo de la vida útil de ambos tipos de unidad. Para los SSD, se calcula que el promedio de vida es de alrededor de 700 TB de datos escritos, cifra que es netamente de referencia, por lo que es posible que tu unidad tenga más vida útil que eso o que dure un poco menos, mientras que se estima que un disco duro convencional tiene una vida útil de unas 20.000 horas. En ambos casos esta cifra es meramente orientativa.
Un dato que puede servirte para estimar la durabilidad de tu unidad de almacenamiento es buscar en internet la garantía que ofrece el fabricante. Por ejemplo, suele ofrecerse una garantía en años y otra en TBW (Terabytes Written o terabytes escritos).
Si encuentras que un modelo ofrece tres años de garantía o 400 TBW, sabrás aproximadamente qué durabilidad puedes esperar de él y emplear esto para comparar calidades entre unidades.
Cómo funcionan las unidades de almacenamiento
Las unidades de estado sólido, a diferencia de los discos mecánicos, no emplean en su funcionamiento partes móviles, lo cual se traduce en varias ventajas, como menor ruido y vibración, menor tiempo de acceso a la información –ya que no se debe reposicionar un cabezal de lectura-escritura realizando accesos aleatorios, sino que en una unidad de estado sólido la lectura de datos es secuencial–, consumo eléctrico y temperatura de trabajo menor ya que no utiliza motores.
La eliminación de archivos es más segura debido a que son irrecuperables una vez que se eliminan. Son más ligeros que las unidades mecánicas y muy resistentes a los golpes ya que no tienen partes móviles que puedan trancarse.
Al no depender de partes móviles ni cabezales que deban posicionarse para leer la información, los SSD pueden arrancar un sistema operativo en aproximadamente
10 segundos y obtener velocidades de escritura de entre 200 y 500 Mbit/s contra los 50 a 120 Mbit/s de los HDD. Estos últimos llegan a realizar entre 50 y 200 operaciones de entrada y salida por segundo mientras que los SSD pueden realizar unas 90.000 y, en unidades de alto desempeño, podrían alcanzar millones de operaciones por segundo.
Dentro de sus desventajas, el costo por GB es mucho más alto que el de los discos duros tradicionales, y las unidades SSD suelen encontrarse en tamaños menores que los HDD. Otra diferencia muy importante es que los discos duros mecánicos suelen ir fallando poco a poco y dan señales de ello mientras que los SSD fallan sin aviso y suelen provocar errores fatales para tu información.
Los discos mecánicos utilizan brazos móviles con cabezales de lectura y escritura para acceder a los datos contenidos en los platos magnéticos.
Para su funcionamiento, los SSD modernos utilizan un tipo de memoria flash comparable a las memorias RAM, pero con la diferencia de que, en los discos SSD, están basadas en compuertas NAND.
Estas tienen la característica de no borrar sus datos al no disponer de energía dado que son memorias no volátiles que no requieren de alimentación eléctrica ni pilas para conservar sus datos almacenados y los conservan, incluso, durante un corte repentino en el suministro eléctrico.
Las unidades de estado sólido no utilizan cabezales móviles para leer ni escribir los datos; en su lugar, incorporan un procesador o controlador para realizar las operaciones de lectura y escritura de la información. Esto resulta un factor clave para la velocidad de la unidad ya que es el encargado de leer, escribir y borrar datos así como gestionar la caché del disco.
Dentro de un SSD, podrás distinguir tres partes fundamentales: los condensadores que componen las celdas, el controlador y la caché. Los primeros pueden mantener la integridad de los datos cuando se interrumpe la electricidad, el controlador es el que procesa y gestiona las operaciones de lectura y escritura que tienen lugar dentro de los módulos de memoria NAND.
Por su parte, la caché es una memoria intermedia muy rápida para acelerar el flujo de datos entre las celdas de memoria y el controlador.
Las unidades SDD emplean chips con tecnología NAND para almacenar los datos y disponer de ellos a alta velocidad.
Aprende más sobre como determinar la vida útil de tu disco leyendo la edición completa de este Informe en RedUSERS PREMIUM
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