Mucho se habló y se viene hablando sobre este concepto que Mark Zuckerberg, devenido en su albacea luego de su anuncio, ha dado en llamar el metaverso. En realidad, no es la primera vez que alguien habla de este tema. Quien se refirió a él por primera vez, fue Neal Stephenson, quien en 1992 publicó Snow Crash, una novela en la que se presenta un futuro en el que la mayoría de la humanidad vive en el metaverso, que es, al igual que el de Zuckerberg, un entorno virtual en el que las personas desarrollan sus vidas a través de avatares que interactúan unos con otros y experimentan mundos virtuales.
En este Informe USERS se explicará de qué se trata este fascinante nuevo mundo y qué puedes hacer en él.
Autor: Ricardo Cirelli
¿Qué es (y qué no es) el metaverso?
El metaverso de Stephenson difiere en varios puntos del que ideó el gurú de Facebook (ahora META, lo que puede darte una idea de cuán compenetrado está Mark Zuckerberg con este proyecto que hasta cambió el nombre de su icónica red social).
Para empezar, no hay virus, al menos no por ahora, que conviertan las lentes de VR (Virtual Reality o realidad virtual) en una imagen que pueda dañar al usuario físicamente, y, si bien hay mundos para jugar, competir y hasta ganar premios en dinero o criptomoneda, no todo en el metaverso es juego.
Tampoco existen por el momento (y ojalá que esto siga así) ciberdelincuentes como el llamado Cuervo.
Cabe aclarar que hay otro antecedente de la novela de Stephenson en la que se habla de un universo virtual. Esta novela de la que se hablará ahora brevemente inicia el subgénero de sci-fi, llamado cyberpunk.
En 1984, se publicó Neuromancer, del escritor canadiense William Gibson, donde un pirata del ciberespacio (así se llama la VR de esta historia) trabaja para un oscuro oficial de los EE. UU. (Armitage), para unir dos inteligencias artificiales en una súper IA, a cambio de curar un mal que tiene. Para eso, en una especie de matrix, debe derribar una barrera informática que impide que estas dos IA se unan… Ya te puedes imaginar de dónde surgió la inspiración para la película Matrix.
Portada del libro Snow Crash, de Neal Stephenson, de la primera publicación de 1992. En este libro, se alude por primera vez al metaverso en esos términos.
Portada de la edición de 1984 de la novela Neuromancer, de William Gibson, iniciadora del subgénero cyberpunk y antecesora de Snow Crash. En esta novela, el metaverso es llamado ciberespacio, otro de los términos con los que frecuentemente se alude a internet.
Lo que Zuckerberg toma en algún momento de su vida de las novelas de Stephenson y de Gibson –y, a esta altura, prácticamente se puede asegurar que su idea es consecuencia de estas lecturas– es el concepto de universo virtual con mundos dentro de él, y también el nombre.
Ahora bien, el proyecto de metaverso que está tratando de generar y sostener aún es una idea que poco a poco va tomando forma, pero todavía falta desarrollar y afianzar varios puntos entre los que se encuentran los siguientes:
- La tecnología para acceder a una experiencia fluida y estable, que aún está en desarrollo.
- La interoperabilidad, ya que los mundos del metaverso están desarrollándose por separado, y no hay un criterio que los unifique y permita el paso de los usuarios de uno a otro sin inconvenientes
- La privacidad y seguridad de los usuarios: existen muchas dudas sobre si el metaverso será capaz de proteger la privacidad y la seguridad de los usuarios, los derechos de autor y la propiedad intelectual de los proyectos que allí pueden generarse.
- Aceptación y adopción: este es un punto importantísimo, la aceptación y adopción masiva o no por parte de los usuarios, que pueden ser los artífices del éxito o del fracaso de este proyecto.
Desde su anuncio, el metaverso ha demostrado ser una idea, si no audaz, al menos controversial: algunos creen que será la muerte de las relaciones sociales cara a cara tal como se conocen, otros, que todos van a aislarse tanto en sí mismos que ya no reconocerán a otros.
Los más agoreros, que es el fin de la humanidad, el verdadero Armagedón… En fin, pensamientos e ideas los hay de todos los colores y tamaños.
Pero ¿qué es en realidad el metaverso?
Al ser un concepto tan nuevo, lo único que se puede decir a ciencia cierta es que se trata de un espacio virtual colectivo, donde las personas interactúan con otras, con el entorno y con objetos virtuales, en una experiencia inmersiva, en la que podrán realizar múltiples actividades en tiempo real a través de internet sin moverse de su hogar.
Esto es lo que se sabe, claro que lo que se pretende es que, también, el metaverso sea una experiencia que potencie las capacidades humanas de trabajo y las actividades sociales.
Un mundo paralelo
Mejor piénsalo como un universo virtual con una enorme cantidad de mundos (hoy por hoy existen más de 2000 diferentes mundos en distintas plataformas, y esta cifra crece día a día de manera vertiginosa).
En ellos puedes jugar con otros usuarios (avatares); trabajar a distancia en reuniones virtuales donde interactúas con otros avatares como si estuvieran en la misma oficina; pasear y recorrer los diferentes mundos, y admirar sus arquitecturas o realizar visitas guiadas a sus museos y lugares de interés; beber algo en el negocio de otro avatar, quizás a miles de kilómetros; las empresas textiles proyectan crear tiendas virtuales donde puedas probar la ropa antes de comprarla vía internet.
También, puedes organizar tu propio negocio, realizar todas las actividades que normalmente llevas a cabo en la vida real y hasta crear tu propio mundo, como verás más adelante en este IU.
En el metaverso, además, no existen los impedimentos del mundo real. Tú no puedes ir a trabajar a una tienda, por ejemplo, a la vez que juegas una partida de ajedrez con otra persona del otro lado del mundo, y mientras realizas una videoconferencia con una tercera… pero, en el metaverso, sí puedes hacerlo. Esta capacidad de multitarea en tiempo real, es lo que hace particularmente interesante este concepto.
El metaverso, un lugar en ninguna parte.
Al ser un universo virtual, no tiene una locación física, no es un lugar al que puedas ir de manera real, sino que es, más bien, un concepto
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