Por: Andrés Fiorotto [tw: @andresfiorotto] /
MIE, 21 / AGO / 2013
Recorrido fotográfico por el Museo de Ciencias de Londres – Parte 1
El Science Museum de la capital británica tiene el atractivo de encontrarse en una de las ciudades que vivió más de cerca los avances de la revolución industrial.
Viena quedó atrás en este recorrido por los museos tecnológicos de Europa, y el Technisches Museum nos dejó una enormidad de fotos que podemos apreciar en la parte 1 y la parte 2 que le dedicamos.
Ahora le toca el turno al Science Museum de Londres, situado en un lugar estratégico, ya que en la misma cuadra están el Museo de Historia Natural y el Museo de Victoria y Alberto. Lugares francamente imperdibles, aunque hay que tener en cuenta que si queremos visitar los tres con cierta tranquilidad debemos tomarnos 2 jornadas completas (o más).
En nuestra visita, sólo al museo de ciencias, abarcamos todo el horario (de 10 a 19hs.) y nos quedaron cosas sin ver. La mala noticia es que en verano es plena tarde a las 19, y aún así todos los museos cierran sus puertas, dejándonos con varias horas de sol todavía y nada por hacer en la zona (una verdadera pena).
La buena noticia es que Londres es de las pocas ciudades donde este tipo de museos son gratuitos. Si bien una vez dentro hay actividades por las que se debe pagar, no hacen a la esencia del museo y llegado el caso vale la pena el costo (por ejemplo, para un cine 4D con una simulación de viaje a la luna; o un simulador de vuelo con cabina que gira 360º).
Si tienen la suerte de visitar tan hermosa ciudad, a estos museos se llega bajándose en la estación South Kensington del Underground, usando las líneas Circle (amarilla), District (verde) o Picadilly (azul). Una vez ahí simplemente diríjanse a la Exhibition Road, donde están las puertas de entrada a todos los edificios.
En esta primera parte veremos lo relacionado a la revolución industrial, la exploración espacial y la aviación. En la parte 2 nos dedicaremos a la tecnología de consumo.
El museo cuenta con una máquina de vapor real, totalmente restaurada y en plena condición de funcionamiento.
Una máquina de vapor a escala, completamente funcional.
¿Quieren saber dónde empezó todo? Aquí. Este es el escritorio de trabajo original de James Watt, el padre de la revolución industrial y prócer para los amantes de la tecnología.
El V2, cohete utilizado por los Nazis sobre el final de la Segunda Guerra Mundial. El primer misil balístico de largo alcance, con una precisión muy pobre (de hecho casi no tuvo influencia), pero que dio origen a una nueva era militar.
Estos mapas representan el avance de la revolución industrial entre 1774 y 1800. Los puntos indican la aparición de motores y fábricas basadas en la máquina de vapor.
La gran incógnita de cómo hacen sus necesidades los astronautas se responde a través de esta ropa interior especialmente adaptada. Se podría decir que “se hacen encima”.
Uno de los trajes del gran “buzz” Aldrin.
Los gadgets que usaban los astronautas de las misiones Apollo.
La documentación de las misiones Apollo: plan de vuelo, kit de prensa y mapas de las zonas de alunizaje.
El módulo lunar de las misiones Apollo.
Una roca lunar auténtica.
En la visita del museo de Viena vimos el sistema usado durante los inicios de la revolución industrial para trasladar el movimiento de un único motor a vapor a varias máquinas de una industria. En esta maqueta lo vemos mejor representado.
El último tractor a vapor que se pudo conservar en perfecto estado.
El módulo usado por las misiones Apolo para regresar a la tierra
Al fondo del museo se puede apreciar una pared enorme que cubre a todas las plantas, y sobre las cuales circulan palabras escritas sobre led de un lado al otro a través de esos “tubos”.
El predecesor del Harrier, el Hawker P.1127, pionero en el despegue vertical, y debajo el motor que hizo esto posible en ambos aviones: el Rolls-Royce Pegasus.
Una réplica del sistema de control de vuelos comerciales usado hasta la década del 80.
Este simulador de vuelo, basado en Microsoft Combat Flight Simulator, cuenta con dos controles (aceleración y timón), y una cabina capaz de moverse 360º en todas las direcciones. Para esto usa dos potentes motores, un proyector para la imagen en cabina y dos computadoras (una para controlar el movimiento y otra para el simulador).
El museo cuenta con un ala inmensa dedicada a los motores que impulsaron la aviación en Gran Bretaña. Esto es apenas una parte.
Realmente emocionante encontrarse en persona con estos aviones que pilotamos en incontables videojuegos basados en la segunda guerra mundial.