Por: Andrés Fiorotto [tw: @andresfiorotto] /
MAR, 13 / AGO / 2013
RedUSERS visitó los principales museos tecnológicos de Europa: Viena (Parte 1)
Visitamos dos de los grandes museos de la tecnología de Europa y les reflejamos la experiencia a través de estos recorridos fotográficos.
Museos dedicados a la tecnología hay muchísimos y están en aumento permanente. Y no es para menos, considerando que la tecnología ha revolucionado la vida de millones de personas en todo el mundo. Por eso hay una creciente curiosidad por ver cómo la misma ha evolucionado hasta convertirse en lo que hoy conocemos, incluso desde mucho antes de que naciéramos.
Pero la tecnología contemporánea no son sólo computadoras y gadgets. Esa es sólo una pequeña porción de la torta. Para entender el concepto de tecnología moderna hay que retroceder muchos (muchísimos) años, a la época de James Watt (1736-1819), padre de la Máquina de Vapor, fundamental en la revolución industrial que actualmente permite, por ejemplo, que una empresa como Apple pueda fabricar y vender 70 millones de iPhones en 1 año.
En este sentido, pocos son los museos capaces de abarcar tanto. Imaginen que hablamos de 230 años de tecnología desde el patentamiento de la máquina de vapor (1774) hasta la fecha.
Dos de las ciudades que justamente fueron testigos de esa revolución industrial, y que actualmente también son testigos de los últimos avances en la tecnología son Viena y Londres. De hecho, Londres dedicó buena parte de la apertura de los Juegos Olímpicos de 2012 a contar el impacto de la revolución industrial en sus vidas.
RedUSERS tuvo la posibilidad de visitar los muesos tecnológicos de ambas ciudades, y nos pareció una gran idea compartir con ustedes un recorrido fotográfico exclusivo y en primera persona.
El museo tecnológico de Viena
Si bien no suele destacarse en la oferta turística de la ciudad, el Technisches Museum Wien es uno de los más impresionantes del mundo. Y aunque desde afuera no parezca, hace falta una jornada completa para recorrer sus cuatro plantas de exposición (y quizás más si somos detallistas). Alberga desde una máquina de vapor completa (un monstruo de varias toneladas) hasta aviones y trenes que podemos ver funcionando gracias a partes transparentes en su estructura.
Históricamente se recorre todo: desde la revolución industrial hasta el último iPad.
Si tienen la afortunada oportunidad de ir (y de paso recorrer una de las “ciudades más europeas de Europa“) el museo está en Mariahilfer Straße 212 y abre de lunes a viernes de 9 a 18hs., y sábados y domingos de 10 a 18hs.
El costo de la entrada es de €10 para adultos y gratuita para menores de 19 años (de lo más económico en museos que podamos encontrar en la ciudad).
El recorrido
En esta primera parte abordaremos las secciones dedicadas al manejo de la energía, la robótica y la música electrónica.
Este robot, pensado con fines militares, es uno de los más avanzados si se trata de cargar equipamiento pesado por terrenos difíciles. Incluso es capaz de recuperarse de empujones, resbaladas y caminar sobre hielo.
La tienda de souvenirs es la perdición para los amantes de los gadgets. Encontramos desde robotitos a cuerda hasta drones controlados desde el iPad o el iPhone.
En los inicios de la revolución industrial, un gran motor a vapor proveía de una gran fuerza de rotación que era trasladada a todas las máquinas de una industria a través de cintas. Hoy cada máquina cuenta con su propio motor.
Un recurso en permanente crecimiento en Europa: la energía eólica.
Este experimiento nos permite medir la influencia del paso de la corriente eléctrica según el grosor del conductor. El más fino llega a encenderse por el calor de la fricción que provoca el paso abundante de electrones (principio que originó la lámpara incandescente).
Aquí se simula el rendimiento de un campo de paneles solares, conforme transcurre el día y la posición del sol.
Este panel nos muestra cómo convertir la energía lumínica en calor y electricidad.
Un completo satélite con sus paneles solares es una de las primeras cosas que vemos al entrar al museo.
En el museo se puede apreciar la tecnología robótica aplicada a la fabricación de prótesis.
¿Ustedes se quejan de que el lavarropas no entra en el lavadero? Deberían probar con este monstruo de metal (kit de lavadora + secadora).
Las salas del museo son capaces de albergar desde locomotoras completas hasta una réplica de los primeros aviones.
¡Basta de la tediosa tarea de cortar el césped! Este robot ya lo hace por nosotros.
Este robot es furor actualmente en lo que respecta a limpieza en el hogar. Es capaz de encargarse de los pisos de la casa, y se dirige automáticamente a su estación de carga cada vez que lo necesita.
A mediados del siglo XX ya se pensaban conceptualmente en robots destinados a la asistencia médica.
El Asimo, de Honda, es uno de los humanoides más avanzados, diseñado para asistir a personas con discapacidades. Su presentación en el año 2000 causó furor.
Robots de la empresa NimRo, capaces de tomar decisiones y jugar al fútbol, por ejemplo.
Los autómatas, antecesores del robot, tuvieron su esplendor en el siglo XVIII luciéndose en las cortes europeas. Este tocaba la trompeta.
Una de las exposiciones muestra a todos los robots creados para el entretenimiento.
Este robot está diseñado para recorrer hospitales proveyendo medicamentos a los pacientes.
Un robot dedicado a rastrear y detectar minas terrestres.
Una turbina con su correspondiente generador de energía exhibido en una de las plantas. Incluso se puede apreciar la parte inferior bajando por una escalera.
Genios como Giorgio Moroder (homenajeado en uno de los tracks del último álbum de Daft Punk), trabajaba rodeado de estas “maravillas”.
La genialidad creada por Robert Moog, pionero de la música electrónica, capaz de crear una infinidad de sonidos. En la parte superior vemos al minimoog, y debajo otros modelos de su empresa.
PPG Wave 2.3. Sintetizador y secuenciador con 16 osciladores y resolución de 12 bits, usados por artistas como A-HA, Alphaville, David Bowie, Depeche Mode, Tears for Fears, Stevie Wonder, Marillion y otros tantos.
La AKA 2000. Una genialidad informática dedicada a producir música electrónica entre 1975 y 1985.
Un rack con módulos de generación y procesamiento de sonidos interconectados y ejecutados por el pequeño teclado situado arriba.