Si las primeras experiencias son un indicador de lo que pasará cuando se haga masivo, Google tiene razones para preocuparse por el futuro de sus anteojos inteligentes. Un restaurante de la ciudad estadounidense de Seattle ha echado a uno de sus clientes por el uso de los Google Glass dentro del establecimiento. Se trata del Lost Lake Cafe and Lounge que abrió este año. El restaurante tiene una política oficial respecto al uso de dicho dispositivo. Se les pide a los clientes que no utilicen los Google Glass dentro del edificio y que tampoco empleen ningún otro tipo de tecnología pare realizar grabaciones de video.
El incidente provocó que Nick Starr, un ingeniero de redes de teleconferencia local, abandonara el local y se quejara a través de su cuenta de Facebook. Starr señaló que ha ido a comer a dicho establecimiento varias veces, y en más de una ocasión utilizando los Google Glass. En efecto, la determinación contra los anteojos de Google fue establecida en una reunión con los empleados unos pocos días antes. Lo más llamativo del reclamo es que Starr señala: “Me encantaría tener una explicación, una disculpa, una clarificación, y si el empleado estaba equivocado y le hizo perder dinero al dueño por esa noche y para el futuro también, que esos ingresos sean deducidos de su pago o de su indemnización por despido”.
David Meinert es uno de los dueños del Lost Lake Cafe and Lounge. No es la primera vez que aplica políticas para limitar el uso de Googgle Glass. Las mismas condiciones rigen en el 5 Point Cafe, que prohibió el uso del dispositivo en marzo de 2013. De hecho Starr sabía que estas limitaciones se aplicaban en ese restaurante y que existía cierto vínculo entre ambos negocios.
Meinert señaló que el problema debe entenderse como un caso de comportamiento rudo por parte de un cliente. “La parte más extraña es que esta persona llega al restaurante y se le pide que cambie su comportamiento en una manera en la que tenemos derecho a pedirle. Como no le gusta intenta que el empleado sea despedido”. Meinert también comenta que no es la intención molestar a nadie. “Si usted entra con una cámara le vamos a pedir que pare. Si habla demasiado alto por teléfono le pediremos que se retire. Debería ser obvio. Con los anteojos, debe haber cierta etiqueta sobre cómo usarlos, y nosotros creemos que en un ámbito como un café o un bar, deberían ser puestos a un lado y no usados”.
Meinert no es el único dueño que ha fijado una postura contra este tipo de dispositivos. El local de san Francisco Acquerello tiene una política similar. En abril los Google Glass fueron prohibidos en clubes de desnudistas y casinos.