Durante nuestra visita a Tierra del Fuego para recorrer las plantas de producción de tecnología en Ushuaia y Río Grande, los comentarios de nuestros lectores dejaron mucha tela para cortar respecto a las Licencias No Automáticas (LNA).
Este 1 de febrero es un día bisagra para esta temática, ya que empiezan a regir los controles impuestos por AFIP, por lo que las empresas y operadores deben anticipar un detalle de lo que serán sus compras en el exterior. Pero la cuestión parece más complicada de lo que se planteó en un principio, y tiene puntos grises donde seguramente surgirán fuertes polémicas.
La cuestión es que, por un lado, están los controles que impone la AFIP, principalmente la Declaración Jurada Anticipada de Importación (DJAI), que debe efectuarse antes de la compra y que se autorizaría en un plazo de 72 hs. (a lo que se suman las restricciones de las LNA, que aparentemente ampliarían su lista de productos contemplados).
Pero en paralelo la secretaría de Comercio Interior estableció otro control mediante el cual se debe mandar un formulario muy similar al presentado ante AFIP a un correo electrónico de esta repartición. Superados todos los controles, se habilita entonces la importación.
Y aquí está el problema : por un lado se habla encontronazos entre la AFIP y la secretaría de Comercio Interior por estos “controles paralelos”, y por otro voceros de las empresas importadoras ya advierten sobre los conflictos que podría acarrear el hecho de que AFIP autorice la compra y que luego la secretaría de Comercio la desestime (o al revés), con lo que se abriría una disputa engorrosa con la transacción ya en camino.
Al mismo tiempo, la ministra de Industria, Débora Giorgi, se reunió el 30 de enero con representantes de la Cámara de la Pequeña y Mediana Industria Metalúrgica Argentina (CAMIMA) para evaluar y actualizar la lista de productos alcanzados por las LNA. Pero además, según el comunicado difundido por TELAM, Giorgi pidió como contrapartida a las medidas de protección el compromiso de los fabricantes locales para invertir, sustituir importaciones, incrementar el empleo y mantener los precios, junto a un balance de divisas entre lo que compra y vende al exterior.
En resumen, se vienen meses que serán definitorios para corroborar si las medidas impuestas para restringir las importaciones y alentar a la producción nacional obtienen el resultado que se esperaba de impulsar un nuevo polo tecnológico, o si quedará en una lucha de poderes e intereses centralizada sólo en fines recaudatorios y de retención de divisas.