Recuerdo cuando de chico iba al aeroclub de mi ciudad (un lugar de recreación además de pista para aviones) y corría desesperado a la zona del club de los aeromodelistas para ver a esas bellezas en miniatura hacer piruetas increíbles. Claro, por entonces los que podían darse el lujo de “jugar” con esos aviones a radiocontrol eran los mayores. Ningún chico de mi edad podía siquiera acercarse al mando. “Es muy difícil“, era la frase tajante. No estaba tan errada, ya que veía a gente con mucha experiencia azotar a sus mini-Piper contra la pista, y envolverse luego en la amargura de saber que les quedaban por delante muchas horas de trabajo artesanal y sobre todo dinero en partes costosísimas.
En la actualidad, jugar a ser pilotos de una aeronave “real” (fuera del ámbito de los simuladores) es bastante más simple y menos costoso. El punto es que la tecnología permitió la incorporación de varios motores eléctricos; acelerómetros, giroscopios, magnetómetros y sensores de presión, lo que hace que el aparato tenga muchas referencias para una estabilización automática.
Todo esto, combinado con estructuras muy livianas y flexibles y varios motores, nos dan como resultado lo que se conoce como “Drone“, un objeto volador en miniatura capaz de realizar maniobras en el aire con una intervención por parte del piloto no más complicada que la necesaria para volar un avión en un videojuego.
La creación de Parrot
La empresa Parrot es conocida por fabricar gadgets destinados al audio portátil y la navegación por GPS. Sin embargo decidieron despacharse, y con un resultado bastante interesante, con un drone controlado por Wi-Fi a través de iOS o Android: el AR.Drone 2.0.
Se trata de un cuadricóptero de unos 45 cm x 45 cm de tamaño, con un peso promedio de 380 gramos, construido sobre una estructura basada en telgopor, fibra de carbono y plástico.
Dos características lo destacan por encima de otras propuestas: cuenta con una cámara frontal HD (720p) con una lente gran angular de 92º, y un router Wi-Fi que le permite ser controlado por dispositivos móviles que corran la aplicación correspondiente.
El vuelo de este drone está basado en 4 potentes motores conectados por un único engranaje a sus respectivas hélices, capaces de actuar de manera totalmente independiente. Esto, combinado con su giroscopio de 3 ejes, acelerómetro de 3 ejes, magnetómetro de 3 ejes, sensor de presión, sensor de ultrasonidos para medir distancias y una cámara QVGA de 60 fps para medir velocidad de tierra, lo convierte en una nave capaz de hacer maniobras muy divertidas sin complicaciones, y hasta autosostenerse en el aire sin asistencia alguna.
A su vez cuenta con dos carcasas fabricadas en telgopor: una para interiores, con aros que protegen las hélices, y otra para exteriores que sólo cubre el cuerpo central del drone, eliminando así peso excedente y fricción con el aire.
El “cerebro” del drone
Luego de mencionar semejante cantidad de sensores y motores uno se pregunta cómo se controlan. La cosa es que en el interior encontramos un CPU ARM Cortex A8 de 32 bits a 1 GHz y procesador de video de 800 MHz, secundados por 1 GB de RAM DDR2 a 200 MHz y sistema operativo Linux. A esto se le suma una interfaz Wi-Fi b/g/n y puerto USB 2.0. En definitiva, una mini computadora dentro del drone.
A través de esa distribución de Linux no sólo se controlan los motores en función de la información de los sensores, sino que además se sostiene el router Wi-Fi para que los dispositivos móviles puedan conectarse como lo hacen con cualquier Access Point para trasladar las acciones que se le soliciten desde la aplicación.
El control remoto
Este es un punto que, además de resultar original, abarata el costo del equipo ya que NO incluye control remoto. El control remoto puede ser cualquier smartphone/tablet basado en Android, un iPhone o un iPad. Lo que hizo Parrot fue crear una aplicación denominada AR.FreeFlight desde la cual controlamos no sólo los movimientos del drone, sino que además permite ver en directo vía streaming el video de la cámara frontal, con la posibilidad de grabar automáticamente sobre que empezamos a volar, o manualmente cuando pulsamos el botón (también se pueden sacar fotos). La grabación se hace en la propia memoria del smartphone o tablet, o en un pendrive que podemos instalar dentro del drone. La segunda opción, obviamente, aporta mayor seguridad y calidad.
Esta aplicación muestra la imagen en directo de la cámara frontal, y sobre esa imagen despliegan dos sticks virtuales: el de la izquierda para controlar avance y movimiento lateral, y el de la derecha para controlar altitud y giro. También podemos controlar el drone inclinando el móvil (a partir de sus propio giroscopio y acelerómetro), pero eso complica un tanto las maniobras.
En la versión más reciente de la aplicación se incorporó el “modo director“. A sabiendas que el drone estaba siendo usado para grabaciones aéreas de videos de uso profesional, este modo agrega a los sticks una serie de botones que hacen que el drone haga los paneos típicos de una cámara (arriba, abajo, a los lados y rotativos). Así, el que controla el aparato no tiene que preocuparse por cómo combinar los sticks. Sólo pulsa el movimiento deseado y el drone obedece.
Otro agregado interesante es la “academia”, donde podemos subir las estadísticas de cada uno de nuestros vuelos (con datos de altitud, velocidad, distancia y posición) para compartirlos con la comunidad de usuarios de AR.Drone. También podemos subir videos geolocalizados.
Batería y autonomía
El equipo incluye de fábrica una batería de polímeros de litio de 11.1 voltios (voltaje raro) y 1.000 mAh. Esto le da al equipo una autonomía en que va de los 12 a los 15 minutos, en tanto sólo hagamos un despegue y aterrizaje. Si lo bajamos y subimos varias veces el tiempo se reduce, ya que es el punto de mayor actividad de los motores.
Muchos preguntan por la posibilidad de extender esa autonomía desconectando accesorios como la cámara, a lo que nos adelantamos a decir que no tiene sentido, ya que el 98% del consumo lo generan los motores, y por obvias razones no se pueden desconectar.
El cargador incluido cuenta con adaptadores para todo tipo de tomacorrientes, y a pesar que en el manual se habla de 9o minutos para la carga completa, lo cierto es que el tiempo en la práctica se reduce a unos 40 minutos (buena noticia).
Lamentablemente no se incluye adaptador para automóviles, fundamental considerando que en la mayoría de los casos lo usaremos en lugares a cielo abierto, sin un enchufe cerca. La solución pasa por comprar una segunda batería, y para lo cual Parrot ofrece la “HD Battery” de 1.500 mAh y 30 minutos de autonomía.
La experiencia en vuelo
Volar el AR.Drone es sencillo si lo comparamos con un aeromodelo “tradicional”, aunque recomendamos que la primera prueba sea en exteriores y sin obstáculos en un radio de por lo menos 100 metros. El punto es que la velocidad de avance del drone llega a ser muy elevada, y cuando nos querramos acordar nos estaremos estrellando contra un árbol. Afortunadamente, esta velocidad se regula según cuánto movamos el stick y también se puede establecer un límite en la configuración del cual no nos pasemos por más que “se nos vaya la mano”.
Otro punto a favor es que las hélices son muy flexibles y el sistema cuenta con un corte automático apenas se detecta un roce, lo que hace muy difícil que lo rompamos al primer choque o caída. Sí sufren desgastes con el correr de los accidentes (al igual que los engranajes), pero para éstos se consiguen los repuestos, incluso fabricados con materiales más resistentes.
Puede que sea por costumbre, pero en nuestra experiencia personal resultó prácticamente imposible volar el drone mirando sólo la pantalla. Sirve como referencia, sin dudas, pero para las maniobras fue más efectivo mirar directamente al aparato. Es que la cámara no nos brinda imagen completa de los laterales, y no tenemos noción si estamos por rozar contra algo que no esté estrictamente delante.
El alcance real del enlace ronda los 30 a 50 mentros al aire libre (aunque siempre cuando se habla de Wi-Fi se digan 100 metros). Si el aparato quedase fuera del rango de cobertura en relación a nuestra posición, automáticamente se posicionará en un modo estabilizado sin avances. Eso sí, debemos apurarnos a acercanos lo suficiente como para retomar el contacto, antes que la batería se agote y se apaguen los motores.
Si bien el equipo cuenta con un detector que aterriza automáticamente la aeronave ante un nivel bajo de batería, el descenso es lento, y si lo que resta de energía es muy poco puede que las hélices se detengan por completo en mitad de la maniobra y el aparato entre en caída libre.
Acercándonos al 20% de energía, lo ideal es acercar el drone a nuestra posición y realizar maniobras de vuelo a baja altura hasta que la señal sonora nos avise que es momento de aterrizar.
Respecto al viento, según los fabricantes soporta embestidas de hasta 15 km/h. En la práctica podemos perder el control con vientos menores. Difícilmente el aparato se descontrole por completo, ya que tiene un muy buen sistema de estabilización. El problema es que si estamos cerca de un árbol, no podremos evitar el azote contra éste.
Si el drone llegase a caer encima de un techo en una posición complicada, la aplicación incluye un modo de rescate que hace que las hélices liberadas giren de manera que el aparato vuelva a una posición estable, para volver a tomar altitud y hacerlo regresar (en tanto nos quede batería suficiente).
Juegos de realidad aumentada
Otro aspecto llamativo de este desarrollo son las aplicaciones adicionales de Parrot que proponen juegos de realidad aumentada usando el drone. Para eso se incluyen una serie de calcomanías de colores, que debemos situar en lugares estratégicos del aparato, y que harán que -cámara del móvil mediante- veamos en la pantalla objetos alrededor del drone con los que tendremos que interactuar.
También hay accesorios y aplicaciones para plantear juegos de carreras entre drones (algunas con obstáculos) incluso estando los participantes en lugares diferentes.
La propuesta es muy atractiva, aunque nuevamente le juega en contra la poca autonomía de la batería.
Conclusiones
Sin dudas se trata de una propuesta muy bien lograda, llamativa y sobre todo económica en relación a las prestaciones. Le juega muy a favor que se consigan prácticamente todas las partes (desde las hélices hasta el motherboard completo). Muy en contra la autonomía de la batería, pero no es algo que afecte sólo a este drone. En general es difícil todavía proveer de energía durante mucho tiempo a aparatos que usan motores tan potentes.
En cuanto a la cámara principal ofrece la misma calidad que muchos smartphones de gama media-alta, con la ventaja de contar con un gran angular. El problema es que para hacer tomas aéreas hacia objetos en el suelo debemos inclinar el drone, lo que implica sí o sí un avance del mismo. Eso nos demanda mucha práctica hasta conseguir las tomas deseadas. Algunos encontraron la forma de instalar, en la parte inferior del drone, una cámara GoPro Hero, como pueden ver en este video. Así no sólo ganan la calidad de la GoPro (bastante superior a la instalada en el drone), sino que además un ángulo de visión ideal para tomas aéreas.
Hay puntos para discutir de este drone, pero el balance es altamente positivo si se trata de costo-beneficio.
Video: RedUSERS sale a probar el AR.Drone 2.0
Procesador | ARM Cortex A8 a 1GHz y 32 bit con video DSP TMS320DMC64x a 800MHz |
Memoria RAM | 1 GB DDR 2 a 200 MHz |
Sistema Operativo | Linux |
Puerto USB | 1x 2.0 |
Cámara principal | HD 720p con gran angular de 92 grados y grabación H.264 |
Giroscopio | 3 ejes con precisión de 2000º por segundo |
Acelerómetro | 3 ejes con precisión de +/- 50mg |
Magnetómetro | 3 ejes con precisión de 6º |
Barómetro | Precisión de +/- 10pa |
Motores | 4 de 14,5 Watts y 28.500 RPM |
Peso | 420 gramos con carcasa interior y 380 gramos con carcasa exterior |
Conectividad | Wi-Fi b/g/n |
Pros
-Relación costo-beneficio
-Materiales resistentes a golpes y humedad
-Cantidad y calidad de sensores
-Fácil pilotaje
-Buena calidad de video
-Las aplicaciones y los juegos de realidad aumentada
Contras
-Autonomía
-Poca cobertura del enlace
-Requiere mucha práctica para manejarlo en lugares cerrados
-Difícil de manejar usando la cámara como referencia
Precio oficial: ARS 4.000
Puntaje: 8,00
Andrés Fiorotto
RedUSERS Labs