Un aspecto fundamental para el movimiento es la imagen mental que los seres vivientes crean sobre su cuerpo. En el caso de los seres humanos esta representación se crea durante la niñez, aunque como es obvio muchos ajustes se van realizando conforme crecemos, nos desarrollamos y cambiamos.
Por su parte, los robots, aún cuando pueden aprender a moverse con gran agilidad, no tienen una imagen de su propio cuerpo. Tienen sensores, parámetros a seguir y protocolos asociados. Un grupo de ingenieros del laboratorio Columbia Creative Machines se ha puesto como meta cambiar esta realidad. Sus esfuerzos le han permitido a un brazo robot, crear un modelo de movimiento de sí mismo y luego emplearlo para planear sus acciones.
Método
Los investigadores pusieron al brazo robot en medio de un círculo con cámaras captando y transmitiendo video. El robot tenía la capacidad de observarse conforme se movía libremente. Durante un buen tiempo el robot simplemente osciló y se contorsionó de un lado haca a otro. De esta forma fue adquiriendo una idea de como respondía su cuerpo a varios comandos.
Luego de tres horas el robot dejó de moverse, la red neuronal del robot había terminado su trabajo: había aprendido la relación entre las acciones y el espacio que ocupaba en su entorno.
Dado que es imposible indagar en los procesos de una red neuronal los desarrolladores tuvieron que emplear diferentes técnicas de visualización hasta encontrar una forma de evaluar los resultados. La imagen conseguida es similar a una nube que acompaña el cuerpo del robot.
El brazo, la pelota objetivo y la construcción mental (representada como un sombreado) que hace el robot sobre como debe mover su cuerpo.
En cierta manera este es el punto más cercano a tener una consciencia a la que los robots han llegado. Aún cuando se trate de una cuestión puramente física.
Un robot con una imagen de sí mismo.
