Eric Schmidt, presidente ejecutivo de Google, ha señalado que la humanidad debería apostar fuertemente en la infraestructura de inteligencia artificial a pesar de los problemas ambientales y el impacto sobre el cambio climático.
El desarrollo de las IA ha exigido cada vez más y más recursos a nivel energético. Esto ha llevado a que muchas empresas que antes se enorgullecían de sus objetivos medioambientales y principios de sostenibilidad ahora no estén tan convencidas de la causa o sean más escépticas sobre las posibilidades de cumplir sus promesas. Según algunas previsiones actualmente las IA consumen 17 gigawatts de energía a través de sus centros de datos. Para 2030 podrían llegar a los 35.
Inevitable
Schdmit cree que hay formas de mitigar los efectos negativos que las IA pueden tener en el medioambiente, pero que eventualmente el crecimiento de las IA superará estas medidas. Asegura que la necesidad de la nueva tecnología es enorme. También afirma que los errores que puedan realizarse mientras se la implementa no podrán ser reparados actuando de forma conservadora.
El ejecutivo apunta que los objetivos planteados para combatir el cambio climático son muy altos y la humanidad no está lo suficientemente organizada como para cumplirlos.
La solución tecno-mágica
En el escenario descrito, Schmidt cree que debemos apostar a que la IA resuelva el problema. Schmidt es el fundador de una empresa de drones de guerra controlados con inteligencia artificial. Aparte de este hecho, la idea de que la tecnología puede solucionar cualquier problema a futuro es una ocurrencia común. Ciertamente la ciencia y la tecnología son dos de los instrumentos más importantes con los que los seres humanos progresan y mejoran sus condiciones de vida. Pero mucho se ha logrado, aún en cuanto a clima y medioambiente, a través de políticas, educación y acuerdos. Y aunque la tecnología es un recurso fantástico, no debe ser tratada como un acto de magia.