Un hacker conocido como “hacker Croll” accedió a información confidencial de Twitter adivinando la contraseña de un empleado de la plataforma, y envió 310 documentos al sitio web de noticias tecnológicas TechCrunch sobre las proyecciones financieras, contraseñas y actas de reuniones de la red social de microposts.
Ni lerdo ni perezoso, TechCrunch publicó algunos de los documentos vinculados a Twitter, como por ejemplo su “Previsión financiera”, que describía que el servicio de microblogging esperaba obtener cuatro millones de dólares en el cuarto trimestre y guardar 45 millones en el banco.
Según estos pronósticos, a fines de 2013, Twitter esperaba contar con 1.000 millones de usuarios, obtener 1.540 millones de dólares en ingresos, tener 5.200 empleados y obtener 111 millones en ganancias netas.
“La mayoría de los documentos pueden ser embarazosas para algunas personas, sin ningún otro interés. Pero unos pocos tienen tanto valor noticioso que creemos que es apropiado publicarlos” escribió Michael Arrington, fundador y co-editor de TechCrunch en la página web del sitio.
Por su parte Twitter dijo en una entrada de su blog oficial que están en contacto con el departamento legal para tratar “sobre lo que este robo implica para Twitter, el hacker y cualquiera que acepta y posteriormente comparte o publica estos documentos robados“.
Además, TechCrunch empezó por publicar un solo documento, una discusión sobre la propuesta de realizar un reality show, y a las horas de publicarlo, cientos de lectores condenaron a la web por haberlo hecho, según informa la agencia de noticias Reuters.
De acuerdo a la edición online del diario español El mundo, TechCrunch defendió su derecho a hacer público el material, y afirmó que actuarán correctamente y con ética y retendrán cierto material, como los registros de personal, mientras que por otro lado ya se puso en marcha una encuesta sobre si se debe o no publicar la información robada, aunque hay que ser miembro de la red social para verificarla.
Entretanto, el autor del crimen podría ser de origen francés y se presume que detrás de sus motivaciones podría encontrarse el deseo de que los usuarios de Internet sean conscientes de que nadie está totalmente protegido en la red.