Olympus está en crisis. Hacia octubre salía a la luz el ocultamiento de pérdidas de la empresa durante más de 20 años, lo que trajo aparejadas renuncias y despidos de directivos, investigaciones del FBI, posibles causas judiciales por desviación de datos, revelación de vínculos con la mafia y, probablemente lo peor para una compañía que opera en la Bolsa de Tokio, la caída de sus valores de cotización.
Finalizaba 2011 y el ahora ex presidente de la compañía japonesa, el británico Michael Woodford, era cesado del cargo mientras denunciaba irregularidades en algunas adquisiciones de la empresa (una en particular, la compañía de equipos médicos Gyrus). Con esta denuncia se destapaba una trama financiera que revelaba que ejecutivos de la empresa ocultaban pérdidas económicas por inversiones desde los noventas, por un valor de 1537 millones de dólares.
Desde el destape la empresa perdió un 4,5% de las participaciones en su capital. Hasta ahora al menos, ya que la compatriota Sony llega con un salvataje económico, en plan de comprar entre un 20% y un 30% de Olympus. La compra es obviamente estratégica, ya que mediante la misma Sony mejoraría su área de negocios de salud, con la incorporación de productos de imagen y endoscopios y las ventas de material médico, como monitores de alta resolución.
Además de Sony, y después de tentar a muchas otras empresas, tras el rescate de Olympus estarían también Fujifilm, interesados en la óptica y en el material fotográfico y de precisión, y Terumo, fabricante de insumos médicos japonés, que teniendo ya un 2,5% de la empresa en crisis, manifestó una posible ampliación de su paquete accionario.