Los creadores de Taringa! han comenzado a dar señales de que están decididos a blanquear su imagen y capitalizar su sitio a lo grande. Hace unos días Hernán Botbol, uno de sus creadores, manifestó que Argentina les ha quedado chica y que quieren salir a competir a Silicon Valley, donde “el techo es Facebook”.
Ni lerdos ni perezosos, uno de sus primeros pasos ha sido una reciente alianza con Akamon, un portal español de juegos sociales con un modelo de negocios freemium. Así lo anunció Botbol junto con Vicenç Martí, de la empresa española, en el marco de la Red Innova 2012 celebrada en Madrid.
A primera vista este “matrimonio por conveniencia” (como lo bautizó el portal Fayerwayer) no resulta muy comprensible, sobre todo si el objetivo original estaba puesto en Estados Unidos. De acuerdo al creador de Taringa! ambos emprendimientos comparten dos cosas en común: mucho tráfico (uno en Europa y el otro en Latinoamérica) y muchas ganas de innovar. Dos aspectos obvios de esperarse en cualquier proyecto importante.
Botbol se mostró algo ambiguo sobre cuáles serían los aspectos a innovar. En su charla durante el evento, el líder de Taringa! mencionó que van a incrementar su oferta de juegos sociales en el portal gracias a su alianza con Akamon: “Taringa! ya tiene un canal de juegos donde 50 mil personas, en un principio, pueden empezar a jugar. Estamos construyendo la base de una plataforma de juegos”.
Pero en Taringa! están pensando en un proyecto mucho más ambicioso todavía. Su idea central es “revolucionar la forma en que escuchamos música en Internet”. Para lograr ese objetivo crearán Taringa Música, una plataforma colaborativa que funcionará bajo un modelo freemium. Botbol habló bastante al respecto pero sin dar precisiones concretas sobre cómo piensan lograrlo diferenciándose de Spotify o Last.fm: “Los sitios que empezaron con proyectos de música son casi una copia de iTunes, pero en streaming. Y nosotros entendemos que dentro del mundo de la música, es difícil pensar en una plataforma musical si no está estrechamente relacionada con lo que es lo social, que es el factor primordial por el cual muchísima gente, no solo escucha música sino que se relaciona con otras personas.”
También intentó explicar cómo sería el modelo operativo y de negocios de Taringa Música, aunque no quedó demasiado claro: “Desde la base estamos construyendo una plataforma social de música donde la interacción humana, y todo lo que nosotros aprendimos de Taringa! de cómo la gente se relaciona con los demás y de la importancia de ser valorado, de mostrar el contenido que uno genera se va a traducir, por ejemplo, en playlist sociales donde van a estar rankeadas las canciones, y miles de funciones más como que las tiendas, los bares o los lobby de un hotel puedan colocar la música de ambiente según la gente que saben que está en el lugar porque ha hecho check in, por ejemplo.”
Botbol dijo además que se encuentran muy avanzadas las negociaciones con las discográficas para lograr su objetivo, comenzando con Sony y Universal para luego extenderse al resto. “Como funcionan estos acuerdos, cuando se cierra con uno prácticamente lo que sigue es un efecto dominó donde después se cierra con todos. Luego de eso, estamos hablando de un acuerdo que cubre desde México hasta Argentina, o sea todo el continente; y de allí a trabajar en una expansión por el resto del mundo”, dijo con inocultable optimismo.
Por supuesto, el principal obstáculo para el crecimiento a nivel inversiones para Taringa! es su innegable reputación como facilitador de contenidos de dudosa legalidad y material plagiado. En ese sentido, Botbol reconoce que “Taringa! tiene una imagen negativa, pero actualmente en términos tácticos y de uso, es algo del pasado…” y que todo se solucionaría con una estrategia de marketing bien pensada y desarrollada.
Mientras por un lado tienen a “Facebook como techo” y quieren convertirse en el “Youtube de la música”, Taringa! continúa legalmente muy complicada en Argentina y tal vez todo esto se trate de pegar un gran salto que quizás los lleve a la cima… o al abismo.
