Las modificaciones a nivel hardware y sistema operativo realizadas, permiten que, cuando el teléfono es reiniciado de forma manual, encendido de forma manual, o reseteado por un cuelgue funcional, Android pueda bootear más rápido. Anteriormente, Android cargaba algunos de los procesos críticos principales durante el booteo del sistema operativo, pero ahora, con Direct Boot, el S.O. solo carga lo mínimo necesario para arrancar en un menor tiempo. Y en el intervalo entre que aparece la pantalla de inicio y nosotros desbloqueamos el equipo, Android sigue cargando procesos utilizando uno o dos núcleos del hardware del equipo. Esto permite que el dispositivo móvil cuente con entre dos y seis núcleos, según el modelo de procesador, para permitir desbloquear el dispositivo, abrir aplicaciones u operar de la forma que el usuario le indique. Con los otros núcleos se ocupa de cargar los hilos de procesos correspondientes al S.O., a las aplicaciones de mensajería, conectividad de datos, apps sociales, etcétera.
Visualmente notaremos algunas mejoras de performance tanto en los teléfonos que tengan procesadores de 4 núcleos, y en los teléfonos con 6 u 8 núcleos. La carga del sistema será casi transparente para el usuario, pudiendo recibir llamadas, mensajes, alarmas y cualquier otro tipo de notificaciones de las apps instaladas desde el mismo momento que veamos nuevamente el escritorio de Android en pantalla.