Uber es una de esas compañías tecnológicas que se caracteriza por proponer un servicio o producto disruptivo. Esto es, una alternativa que cambia las reglas de juego de un mercado. Lo dicho puede ser muy positivo, dado que impulsa la innovación, pero a menudo implica ciertos roces con empresas establecidas, otros intereses, los entes reguladores. Uber en particular mantuvo durante mucho tiempo una estrategia muy agresiva. La idea era entrar a un mercado, ganar una posición de poder y solo entonces negociar con las autoridades sobre el marco legal. En muchas ocasiones recibió el respaldo de importantes figuras políticas.
El caso Macron
El actual presidente de Francia, Emmanuel Macron había sido nombrado ministro de economía en 2014. Según los documentos de Uber filtrados recientemente, los encuentros con el funcionario fueron excepcionalmente beneficiosos. El funcionario acordó impulsar el cambio en las leyes que afectaban a la mayoría de los servicios de la compañía. Uber ofreció enviar una guía para un marco regulatorio con el que el gobierno y la empresa podrían trabajar.
Es importante destacar que detrás de la decisión de Macron se encontraba la idea de que Uber iba a impulsar el crecimiento en momentos en el que la economía francesa realmente necesitaba un buen empujón. Sin embargo, en 2018, las protestas de los taxistas terminarían forzando reformas regulatorias que impondrían más restricciones a Uber.
El caso Kroes
Bastante más complicada es la relación de Neelie Kroes, quien se desempeñó como vicepresidente de la Comisión Europea. Las reglas del organismo apuntan a la necesidad de que durante un periodo de 18 meses, luego de dejar una oposición, cualquier nuevo puesto de trabajo fuera de la entidad debe ser aprobado.
Kroes entró a la junta directiva de Uber en 2014. Antes de abandonar su puesto como oficial europea.
Como comisionada estaba encargada de monitorear el mercado tecnológico y la competencia. Durante una serie de redadas e investigaciones en los Países Bajos Kroes llamó a varios miembros del gobierno para tratar de detener los procedimientos. Un mensaje interno de Uber apunta que de discutirse la relación informal que mantenía con la empresa, la habilidad de negociación de la compañía se vería afectada.
En 2015 Kroes realizó una petición en la que apuntaba su intención de unirse a Uber. El permiso fue negado. Sin embargo la funcionaria siguió colaborando con la empresa de forma informal. Una vez que el periodo de 18 terminó, en 2016, su posición fue anunciada.