El experto cultural Martin Tröndle y su equipo colocaron a 576 voluntarios un guante que incorporaba una función GPS para seguir sus movimientos a través de las galerías del museo Kunstmuseum St. Gallen en Suiza durante dos meses a partir de junio de 2009.
El estudio del alemán midió electrónicamente qué objetos llamaban la atención de los que acuden a los museos y cómo se veían afectados emocionalmente por ellos, informó El País. Así, determinó que los visitantes solitarios pasaban por lo general más tiempo contemplando arte y experimentaban más emociones.
Los sensores en los guantes medían la prueba física de las reacciones emocionales, como el ritmo cardíaco y el sudor en las palmas de la mano. Luego, se les preguntaba a los voluntarios dónde habían pasado la mayor parte del tiempo, y sobre las emociones que determinadas obras despertaban en ellos.
Tröndle descubrió que existen pocas diferencias entre los visitantes que tienen un gran conocimiento de arte y entre quienes “son ingenieros o dentistas”. Manifestó que los artistas, críticos y directores de museo se suelen centrar en una obra en una sala, mientras que los visitantes con un interés y una curiosidad moderados tienden a ir de una obra a otra y leen los textos explicativos. “Casi podríamos decir que el conocimiento nos hace ignorantes”, dijo.
Sin embargo, algunos expertos se muestran escépticos. “Esta tecnología es muy nueva y reciente”, manifestó Paul C. Ha, director del Centro List de Artes Visuales del Massachusetts Institute of Technology. “Todavía no sabemos lo que tenemos”, remarcó.
Bonnie Pitman, experta de la Escuela de Artes y Humanidades de la Universidad de Tejas, Dallas, en el tema de las reacciones de los visitantes frente al arte, señaló: “No estoy segura de que, solo porque tengamos más datos, podemos entender mejor los complicadísimos temas que forman parte de la experimentación de obras de arte”.