Cuando se publicó la biografía oficial de Steve Jobs en noviembre del año pasado, se supo que en sus últimos años el creador del iPhone había estado abocado al diseño de un yate hecho a medida. Walter Isaacson, el autor de la obra, escribía:
Después de unos omelettes en el café, volvimos a su casa y me mostró todos los modelos y planos de diseño. Como era de esperarse, el yate era depurado y minimalista. Las cubiertas de madera eran totalmente planas y desprovistas de cualquier adorno. Como en un Apple Store, las ventanas de la cabina eran enormes paneles, casi del piso hasta el techo, y el area principal estaba diseñada con paredes de vidrio de doce metros de ancho por tres metros de alto. Había hecho que el ingeniero jefe de los Apple Stores le diseñara un vidrio especial que brindara soporte estructural. El yate estaba siendo hecho a medida por Feadship, una empresa armadora holandesa, aunque Jobs seguía haciendo cambios en el diseño. “Sé que es posible que muera y deje a Laurene [su esposa] con un barco a medio hacer”, dijo. “Pero me tengo que mantener activo. Si no lo hago, estaría admitiendo que voy a morir”.
En abril de este año había trascendido que el diseñador francés Philippe Starck había trabajado con Jobs en un proyecto no revelado. En efecto, se trataba de su yate personal de 80 metros de longitud, que ha sido bautizado “Venus” y desde ayer está listo para ser botado al mar.
La cabina de mandos del Venus tiene siete iMac de 27 pulgadas, y sus constructores —que han fabricado yates para otros magnates como Roman Abramovich o Emilio Azcárraga— recibieron de regalo un iPod Shuffle que lleva inscripto el nombre del yate en el reverso, junto con una nota de agradecimiento por “su duro trabajo y su maestría”.