En menos de media hora, todas las miradas estarán centradas en una localidad de Alemania, Oberhausen, y más concretamente en su acuario, donde un animal demostró tener poderes psíquicos y sobrenaturales y realizará la predicción que todos esperan: saber quién ganará el Mundial.
Su nombre: el pulpo Paul, o Paul the Octopus en su versión internacional. Su profesión: psíquico de agua salada. Desde su pecera viene pronosticando los resultados de los diferentes partidos del Mundial sin errores y su palabra ya es palabra de santo.
Gracias a sus predicciones, el pulpo Paul se convirtió en toda una estrella 2.0: es el protagonista de varios grupos de Facebook, fue trending topic durante varios días en Twitter -utilizando para ello su nombre en castellano, lo que convierte su éxito en la red de microblogging en todavía más curioso- y se adueñó de Internet, con 452.000 resultados en Google, 2.550.000 resultados para Paul the Octopus, y subiendo.
A las páginas de fans se suman los portales nacidos al calor del efecto pulpo, que aprovechan para lanzar su propio portal de temática pulpera.
Por otro lado, los biólogos se lanzan a romper el hechizo explicando las razones biológicas por las que el pulpo podría decantarse por uno u otro equipo, mientras el cefalópodo alemán pronostica un triunfo español en la final que el equipo juega mañana ante Holanda.
El procedimiento es simple (es un pulpo, no lo olviden). Se introducen dos cajas de metacrilato en su pecera, decoradas con las banderas de los dos países rivales, y en cada una se guarda un suculento mejillón. La foto de la nota no deja lugar a la duda. El pulpo no soltó la caja española hasta hacerse con su presa.